En la larga tarea de educar a los hijos, uno de los problemas que hay que resolver necesariamente es la relación entre los hijos y el televisor. El panorama actual, nos presenta, en la mayoría de los casos, a un niño que tiene acceso a varios canales temáticos infantiles, consolas de videojuegos e Internet y reparte su tiempo de ocio sedentario entre esas tres opciones.De entrada, hay que tener claro que SIEMPRE va a ser mejor el ocio activo, eso que nosotros siempre hicimos de niños, salir a la calle a jugar con los amigos al fútbol a charlar sentados en un tranco o a perseguir lagartijas por las tapias. La otra alternativa, la del niño hipnotizado ante el tubo de rayos catódicos, no tiene por qué ser mala, racionada en su justa medida pero, por lo general, debido a la sobredosis, es mala.
Entonces ¿qué alternativas tiene los padres frente a la pantalla?
Si los padres sólo están pensando en su trabajo, en su ropa, en sus próximas vacaciones y en nada más que no sea ellos mismos, la solución más cómoda es dejar al niño plantado y que haga lo que le venga en gana. Si los padres tiene algún interés en participar en el crecimiento de sus hijos pueden intentar algunas e estas ideas.
1º.- Siéntese un rato con su hijo, entérese de qué es lo que ve, lo que le gusta, y haga un planning para limitar los ratos de televisión a esos programas que pueden interesarle mucho. Con esto evitará que la criatura se pase las horas muertas disparando con el mando a distancia.
2º.- Mientras ve la televisión con su hijo, tome un lápiz y un papel y anote lo que le parece absurdo. Por ejemplo, los superhéroes siempre rescatan a la chica de las garras del malvado pero jamás aplicarán sus superpoderes para convertir en regadío un terreno en África que salvaría